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martes, 4 de marzo de 2008

¿Derechos para los Animales?



Me sumo a las preocupaciones de tanta gente española que se encuentra alarmada por la petición de derechos para los animales planteada por el Proyecto Gran Simio, y que esta semana fue presentada como proyecto no de ley al Congreso español por el diputado de Los Verdes Francisco Garrido Peña. La nomenclatura filosófico-jurídica derechos para los animales suena extraña en nuestra institucionalidad y en nuestra cultura. Por ello quiero profundizar en el tema Derechos Animales y Derechos Humanos para que podamos entender que pedir derechos para los animales no es degradante, ni inmoral, ni mucho menos daña la institucionalidad política. Hace 30 años, con la publicación de su libro "Liberación Animal", Peter Singer comenzó a hablar de ciertos temas nuevos e inquietantes para la sociedad: describe la situación de maltrato y abuso que viven miles de millones de animales, todos los días, en manos de los seres humanos. Para analizar esta situación, Singer señala que la causa principal de este trato cruel es el especismo al que define como
un prejuicio o una actitud parcial favorable a los miembros de nuestra propia especie y en contra de los de otras.
Para algunos filósofos, la actitud especista humana se asienta cuando se niegan ciertos derechos a otras especies, porque los derechos de los seres humanos serían más importantes que los derechos de otras especies. Para arrogarse esta importancia, el hombre esgrime una serie de argumentos que no resisten muchas críticas: "que el hombre es el único ser racional", que "los animales sirven al hombre" por lo que él dispone de ellos libremente, o que "si el hombre no luchara contra los animales, éstos lo habrían destruido hace mucho". Ilustrativamente, todos los animales son propiedades del ser humano en el derecho positivo occidental, de modo que cualquier cuerpo jurídico define a los animales como
bienes muebles. En fin, y como sea, el especismo nace de una discriminación negativa cuya única finalidad es excluir a los animales de la importancia moral y ética por razones utilitarias: los animales nos sirven como comida, como entretenimiento, como terapia, como complementos de moda, como objetos culturales que sustentan tradiciones, etc. De ahí que Singer, junto con Tom Regan (filósofo moral) y Gary Francione (abogado abolicionista) concuerden en que la situación actual de los animales en el mundo deviene de una manera cultural de vivir del hombre, que urge superar. Para ello, Singer establece un criterio de igualdad con los animales: la sentiencia o capacidad de experimentar y responder a estímulos. Dicha sentiencia está definida por la posesión de un sistema nervioso que permita al ser vivo situarse en el mundo, lo que determina para él unos intereses: en estar bien, en evitar el dolor, en disfrutar de su vida de acuerdo a su complejidad y características tanto de especie como individuales. Algunos alarmistas piensan que la petición de derechos animales involucra la petición de iguales derechos que los seres humanos. Nada más lejos de la realidad, por dos razones fundamentales que se devienen de los conceptos anteriormente expuestos:
Los humanos también somos animales
Pedir derechos para los animales, no implica que en la práctica se les den iguales derechos que a los humanos.

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